El origen de este mítico todo terreno lo debemos situar, nada más y nada menos, que en una propuesta realizada en 1970 a Mercedes-Benz por el último Sha de Irán, reconocido amante de los coches deportivos. Suponemos que poco podía imaginar que la respuesta a su petición sería un vehículo que ha sobrevivido a 40 años de historia y que actualmente es utilizado por más de 60 ejércitos del mundo, incluyendo las fuerzas armadas alemanas, el ejército canadiense y el Cuerpo de Marines de EE.UU.
Meses de trabajo de la compañía alemana junto a la austríaca Steyr-Daimler-Puch —ahora Magna Steyr- focalizado en desarrollar impresionantes habilidades offroad combinadas con la máxima seguridad y confort se materializaron en una maqueta de madera que vio la luz en 1973. Un año después, cobraba cuerpo el primer prototipo fabricado en metal, que fue testado en las cuencas mineras de Alemania, el desierto del Sáhara y el Círculo Polar Ártico. El objetivo de lograr un vehículo capaz de afrontar los terrenos más abruptos y a la vez moverse cómodamente por ciudad parecía alcanzado gracias a la unión de los motores, las cajas de cambios, los bloqueos de diferencial de los dos ejes y la dirección desarrollados por los ingenieros de Stuttgart con el chasis y la caja transfer ideados por los ingenieros austríacos.
De todoterreno a papamóvil
Así pues, en 1979 se iniciaba la producción del Mercedes-Benz Modelo G en una nueva fábrica en Graz, donde desde entonces y hasta ahora el vehículo ha sido ensamblado de forma manual casi en su totalidad. Por ello, tan sólo son producidos 15 vehículos al día. Los primero modelos fueron el 230 G (cuatro cilindros, gasolina, que desarrollaba 90 o 102 CV), el 240 GD (cuatro cilindros, diesel y 72 CV), el 300 GD (cinco cilindros, diesel y 88 CV) y el 280 GE (seis cilindros, gasolina, inyección de combustible y 155 CV, cuya fabricación se mantuvo únicamente hasta principios de 1980). Al año siguiente, la familia G se amplió con la incorporación de una versión tipo furgón cerrado. Por la misma época, Mercedes adaptaba un 230 G, añadiéndole una cúpula no blindada, para que sirviera al Papa Juan Pablo II para sus desplazamientos.
El Mercedes-Benz Clase G también ha servido como papamóvil.
Desde su nacimiento, este todoterreno ha vivido 13 sutiles remodelaciones y un más profundo rediseño. Fue en el Salón de Frankfurt de 1989, coincidiendo con su décimo aniversario, cuando se presentó su segunda generación, la serie W 463, que incorporaba la tracción permanente a las cuatro ruedas, acabados de lujo de madera en su interior y sistema de frenado ABS opcional. A partir de 1992 y hasta 2001, dos proyectos transcurrirían en paralelo. Por una parte, se irían produciendo revisiones del W 463 y, por otra, nació el W 461, destinado a usos profesionales y militares y basado en una versión revisada de la serie W 460. En 1994, el vehículo fue renombrado como Mercedes-Benz Clase G.
Adaptación constante
Para conmemorar los 20 años del inicio de su producción, en 1999, se lanzó la serie especial Classic, limitada a 400 unidades y que en su equipamiento estándar ofrecía pintura metalizada en color berenjena, cuero napa de dos tonos, elementos decorativos en madera, parachoques en el color de la carrocería y la leyenda con la palabra “Classic” en las tiras laterales. Ese mismo año, el gobierno de EEUU adquirió 157 unidades del G militar para el cuerpo de marines, lo que provocó que Mercedes-Benz se decidiera a entrar en el mercado de los vehículos blindados.
Para la celebración de su 30 aniversario, se optó por un restyling que tenía por objetivo reforzar el toque retro de su estética. Esto se tradujo en el lanzamiento de las ediciones especiales basadas en los modelos W 463 y 461: Edition30, la versión lujosa, y Edition30.pur, para los más puristas del offroad. Finalmente, cabe destacar que en 2012 vio la luz la gama que se comercializa actualmente, que rebajó su estilo todoterreno y le dio un matiz más deportivo a su aspecto.
Los cambios, pues, han sido una constante en el Clase G para lograr mantenerse como un referente entre los todoterrenos auténticos, adaptándose a las crecientes demandas de nuevas tecnologías y confort de los usuarios. Todo ello, no obstante, sin renunciar a su esencia, a una imagen y una calidad que nos trasladan a aquella fábrica en Graz en la que los coches se hacen a mano.
Fotografía papamóvil: globedia.com