La histórica búsqueda del Santo Grial de siglos anteriores tiene hoy en día una versión muy automovilística y muy ecologista a la vez: la búsqueda del combustible que no contamine. ¿Una quimera o una posibilidad real? Pues parece ser que esto último. Y como mejor prueba los primeros resultados que la empresa alemana Bosch está consiguiendo en sus investigaciones y proceso de desarrollo de un combustible sintético que no contamina y que, de esta forma, sería el aliado ideal para reducir las emisiones de los vehículos.
Este proyecto estratégico de Bosch obedece a las crecientes exigencias de los diferentes gobiernos europeos de que los nuevos modelos que salgan de las cadenas de producción reduzcan sustancial y paulatinamente su nivel de emisiones. Unas exigencias gubernamentales que tienen la vista puesta en minimizar los efectos negativos que las emisiones de los motores de combustión tienen tanto en la salud de la población como en el proceso de cambio climático que parece imparable pese al número creciente de vehículos híbridos y eléctricos que circulan por nuestras carreteras.
Y aquí es donde se enmarca el reciente anuncio de un avance muy importante conseguido por los ingenieros de la empresa alemana Bosch: el desarrollo de un combustible sintético que tiene la propiedad de minimizar las emisiones contaminantes. Y es que este innovador combustible se genera a partir de uno de los principales gases de efecto invernadero, el CO2, transformándolo en gasolina, gasoil o gas natural con la ayuda de electricidad generada mediante energías renovables y la combinación de partículas de hidrógeno extraída del agua con el CO2 reciclado de otros procesos y el dióxido urbano capturado por filtros de aire.
¿Te imaginas un motor de combustión libre de emisiones de carbono? Pues tras este avance de Bosch, esta quimera parece estar más cerca: un combustible completamente sintético que hace funcionar tanto a motores diésel como de gasolina sin necesidad de modificar sus componentes internos y sin contaminar. Otra ventaja de este combustible limpio sería la de poder suministrarse en cualquier estación de servicio, evitando tener que instalar una nueva red, con el ahorro de costos y factor de generalización que implican estos dos factores.
Estos combustibles sintéticos pueden hacer que los vehículos de gasolina y diésel sean neutros en carbono y, por lo tanto, que contribuyan significativamente a limitar el calentamiento global. Según un estudio de la propia compañía alemana, en 2050 se podría evitar, sólo en las carreteras europeas, la emisión de 2,8 gigatoneladas de CO2, lo que equivale aproximadamente al triple de las emisiones anuales actuales de dióxido de carbono de Alemania. Una reducción que se conseguiría retirando de la atmósfera las partículas contaminantes necesarias para la fabricación de este nuevo combustible.
Aunque en la actualidad la fabricación de estos combustibles es compleja y costosa, con el tiempo, e incrementando su producción, su precio rondaría el euro por litro, según los estudios de la propia Bosch, y se conseguiría que durante los primeros 160.000 kilómetros de un coche propulsado por este combustible, sus costes de propiedad fueran similares a los de un vehículo totalmente eléctrico. De esta forma, este nuevo combustible abre una nueva vía, similar a la de los híbridos y los vehículos GNC, una vía de transición hacia el más que inevitable futuro 100% eléctrico.
MOVENTO ET RECORDA…
Bosch ha realizado un estudio para transformar CO2 en combustible y conseguir, de esta forma, que los motores de combustión no contaminen al utilizar sus propias emisiones en la fabricación de ese combustible.