30 años han pasado ya des de que pisaran el asfalto los primeros ejemplares del que se convertiría en el modelo más popular de todos los vehículos fabricados en España: el Seat Ibiza. Cuatro generaciones distintas y múltiples versiones dibujan una historia marcada por la búsqueda de la innovación y la adaptación al cambio de los tiempos pero siempre manteniendo como esencia su espíritu joven. Seguramente por eso, el modelo más vendido de Seat en nuestro país ha sido el primer coche para muchos conductores, quedando asociado a entrañables recuerdos que han contribuido a convertirlo en un mito.
La primera generación del Ibiza, que vio la luz en 1984, fue también el primer modelo que la marca española desarrollaba de forma totalmente independiente, aunque con las aportaciones de colaboradores internacionales de prestigio, como la del diseñador italiano GiogettoGiugiaro. Pese a sustituir al Fura, se concibió sobre la plataforma del Ronda, del que heredó su habitabilidad, con una amplitud superior a los de su segmento, y su elevado peso, que lo penalizó en consumo y en dirección. Su diseño se caracterizaba por las líneas rectas y las formas rectangulares, y contaba con un interior amplio e innovador. Algunos de sus elementos distintivos fueron la única escobilla del limpiaparabrisas, las rejillas del capó, la rueda de repuesto localizada justo al lado del motor o las amplias ventanillas laterales.
Filosofía ganadora
Este Ibiza equipaba los famosos motores SystemPorsche. Se presentó con tres motorizaciones distintas, a las que se añadiría una cuarta más potente en 1988. Todas ellas de gasolina. También existían cuatro acabados distintos: L, GL, GLX y SXI (deportivo). El automóvil tuvo buena acogida en el mercado español y también se vendió relativamente bien en el exterior. Es de suponer que por eso la filosofía con la que nació se ha mantenido a lo largo de las tres décadas de vida del Ibiza: un vehículo práctico, útil, con espíritu deportivo y asequible. En 1991, el vehículo vivió una ligera remodelación, tanto en su línea exterior como en mecánica, presentándose en el Salón del Automóvil de Barcelona como Ibiza New Style. Al año siguiente, con ocasión de las Olimpiadas de Barcelona, se puso a la venta la versión Ibiza Olímpico.
La segunda generación, que a día de hoy ha sido la más exitosa, llegó en el año 1993 y se desarrolló ya bajo el paraguas del Grupo Volkswagen. Este vehículo no fue fabricado en la Zona Franca de Barcelona, como el anterior, sino que fue el primer Seat salido de la fábrica de Martorell. La responsabilidad del diseño recayó nuevamente en Giugiaro, que optó por un vehículo de formas más redondeadas y 20 cm más de longitud que su predecesor. Construido sobre la plataforma del Polo, ofrecía mayor sensación de robustez en su interior y acabados de mejor calidad que el Ibiza de primera generación. Además, incorporaba un equipamiento y sofisticación mecánica que entonces estaban reservados a los vehículos del segmento C, con lo que logró para Seat que en el mercado exterior se la reconociera como productora de vehículos rápidos, de buena calidad y a un precio inferior al de sus competidores.
El Ibiza II estuvo disponible con diferentes motorizaciones, tanto en gasolina como en diesel. El modelo tope de gama, el “Cupra”, llegó en 1997, y montaba un motor 2.0 litros y 16 válvulas que producía 150 CV. Nuevamente, se ofrecía con cuatro acabados distintos: CL, CLX , GLX y GT. En el 94, fue elegido Coche del Año, en España, y Carro do Ano, en Portugal. Esta generación vivió un ligero cambio de diseño en 1996 y un restyling más profundo en 1999, con modificaciones en componentes exteriores e interiores, que adelantó la estética futura de otros modelos de Seat – Córdoba, Córdoba Vario e Inca.