El origen del 600 se remonta a 1955, cuando en el Salón del Automóvil de Ginebra, se presentó el Fiat 600, que revolucionó el mundo del motor. Posteriormente llegaron a un acuerdo entre FIAT y SEAT para que la empresa española fabricara este modelo en la Zona Franca de Barcelona.
El 600 no fue el primer vehículo que fabricó SEAT, compañía fundada en 1950, pero sí el más popular. En el año 1967 prácticamente la mitad de los vehículos que circulaban por las carreteras españolas eran “seiscientos”. Tres años después de entregar el primero, la fábrica suspendió las solicitudes porque había una lista de espera de 100.000 compradores. Así, para conseguir uno era necesario hacer cola durante años.
La aparición del 600 se convirtió en el fenómeno social del año y en el inicio de la motorización española y del desarrollo económico de los sesenta. Supuso la muerte definitiva de los microcoches del subdesarrollo más significativos de la época, como fueron el Isetta, el Biscuter y el PTV. Las familias de clase media pudieron hacer realidad el sueño de adquirir su propio turismo por un precio aproximado de setenta mil pesetas. El Seat 600 fue el inicio del despegue automovilístico del país, el protagonista de la motorización masiva de la población y el coche en el que aprendieron a conducir varias generaciones de españoles. Las formas redondeadas de su carrocería le valieron sobrenombres tan populares como “pelotilla”, “Seílla” o “Bolilla”.
A simple vista parecía poco probable que en un vehículo tan pequeño pudieran entrar 4 personas con su equipaje correspondiente, sin embargo, los padres de familia presumían de poder cruzar toda Catalunya con el 600 lleno hasta los topes y sin ningún tipo de problema. La falta de espacio, se solventaba con la imprescindible “baca”, donde se podía transportar, desde la caja de hortalizas recogidas del huerto, hasta la nevera durante una mudanza, pasando por el equipaje de toda la familia, cuando se iba de vacaciones. El único problema del 600 era, en principio, la refrigeración, pero si el motor se calentaba, se colocaba una madera que mantuviera la tapa del motor levantada y problema resuelto.
En fin, podríamos pasarnos horas hablando sobre este coche que marcó una época en España por su utilidad, por el momento de desarrollo, por su dureza, por su precio, por su estética… Pero lo que todos los de esta generación recordaremos del 600 son esos larguísimos viajes con la familia al completo dentro, el equipaje repartido por todo el coche, sin aire acondicionado, por carreteras mal asfaltadas… Y sí, sobrevivimos a ello y ¡hoy lo recordamos con una sonrisa!