Uno de los momentos en los que quien más quien menos entra en pánico al volante es cuando se enciende el testigo de avería del motor en el cuadro de instrumentos. En ese momento todos nos preguntamos si la avería será grave, si tenemos que ir directos al taller o si podemos seguir utilizando el coche con el testigo encendido. Lo primero que tenemos que saber es que esta luz ámbar es una alerta que emite la centralita motor (ECU), la unidad electrónica que informa al conductor de los posibles fallos de funcionamiento de los múltiples sensores que hay repartidos por el automóvil.
Esta centralita lleva a cabo un complejo proceso de monitorización de todo lo que pasa a bordo. El uso de estos ingenios se remonta a los años 80, cuando las exigencias medioambientales se empezaron a volver más estrictas, obligando a un control cada vez más complejo de todo lo que sucede en el vehículo. Hoy en día, la centralita recoge datos relativos a la cantidad exacta de combustible que se inyecta en cada cilindro, el punto de ignición, la temperatura del aire o los gases de escape, por ejemplo. Pero además de recoger estos datos, la ECU los analiza y ajusta sobre las marchas el funcionamiento del motor para conseguir que funcione lo más eficientemente posible.
Cuando uno de esos múltiples sensores repartidos por todo el coche que aportan información a la centralita motor falla o lee datos extraños, la ECU envía un mensaje de aviso al conductor. ¿Cómo? Pues encendiendo el testigo de avería del motor, la gran temida luz ámbar en el cuadro de instrumentos. Si al hacerlo, el coche se comporta de forma normal, no emite ruidos extraños, no hay humo, no se notan olores raros y no se ha notado ninguna alternación en el consumo de combustible, probablemente no existirá ningún problema grave.
Si por el contrario, existe un repiqueteo constante, ruidos tipo golpes o cualquier otro sonido inusual, hay presencia de humo, el coche muestra una evidente pérdida de potencia del motor, el consumo ha variado de forma notable o, simplemente, si el coche no arranca, es que nos encontramos antes un problema serio. ¿Qué puede haber tras estos síntomas? Probablemente uno de los cinco siguientes fallos:
- Anticontaminación. Puede obedecer a algún problema de los sistemas que evitan la generación de emisiones: filtros antipartículas (FAP), catalizadores, sondas de medición, EGR… Dada la complejidad de estos sistemas, las averías suelen ser complejas y costosas.
- Electricidad. Los fallos de la instalación eléctrica pueden afectar al normal funcionamiento del motor, especialmente en el encendido. Estos fallos suelen ser muy difíciles de detectar y también suelen ser los que más problemas dan por la complejidad de las mecánicas actuales.
- Inyección. La luz ámbar del testigo de avería se encenderá pocos segundos después que la centralita detecte algún fallo en la combustión. Estos problemas acarrean un mayor consumo, una pérdida de potencia y un aumento de las emisiones.
- Fallo esporádico. El testigo de avería motor también puede encenderse ante cualquier fallo o interrupción esporádica en la comunicación de algún elemento del motor. La mayoría de estos fallos puntuales no tienen importancia. Lo único que hace el ECU es alertar para evitar daños mayores.
- Averías mecánicas. Los coches actuales son máquinas complejas y muy electrificadas. Por eso, cualquier problema en alguno de sus componentes (frenos, elementos de seguridad, neumáticos, la tapa del depósito de combustible, la iluminación, etc.) bastará para encender el testigo de avería motor.
Sea grave o no lo que esconde tras la advertencia de la luz ámbar, lo primero que tenemos que hacer es ponernos en contacto con nuestro taller de confianza y pedir cita lo antes posible. Los profesionales cuentan con herramientas de diagnosis con las que obtendrán los registros de la centralita y determinarán cuál es el origen de la tan temida luz del testigo de avería.
MOVENTO TE RECUERDA…
- La luz ámbar del testigo de avería es una alerta que emite la centralita motor (ECU), la unidad electrónica que informa al conductor de los posibles fallos de funcionamiento de los múltiples sensores que hay repartidos por el automóvil.
- Cuando se enciende el testigo, lo primero que tenemos que hacer es ponernos en contacto con nuestro taller de confianza y pedir cita lo antes posible.