Al ser humano le mueve la curiosidad, las ansias de explorar y, por lo tanto, de viajar. Por eso ha puesto un gran empeño y altas dosis de creatividad en desarrollar formas de desplazarse cada vez más rápido, más cómodo y más seguro, para descubrir más mundo. La motocicleta ha sido uno de los productos de ese afán por acortar las distancias. Sus características han cambiado mucho desde los primeros modelos pero ese espíritu aventurero impregnado de libertad que marcó sus inicios sigue envolviéndola hoy en día más que a ningún otro medio de transporte.
Reseguir los orígenes de la motocicleta nos lleva hasta el primer transporte sobre dos ruedas, que vio la luz en 1817. El alemán Karl Christian Ludwig Drais fue el padre de este prototipo de lo que posteriormente hemos conocido como bicicleta pero que entonces fue bautizado como ‘La Draisiana’ en honor al creador. El modelo en cuestión no tenía pedales y el conductor debía sentarse en una montura en el centro de un marco de madera. Para direccionarlo, contaba con un apoyo unido a la rueda delantera que se empujaba moviendo ambos pies de manera sucesiva hacia adelante. La bicicleta fue evolucionando pero la motorizada no llegó hasta 1867, de la mano del estadounidense Sylvestre Howard Roper, quien creó un motor de dos cilindros a vapor que funcionaba con carbón.
Motocicleta de Pierre Michaux. Foto: noticias.coches.com
Hubo diferentes experimentos que incorporaron un motor de este tipo a una bicicleta, pero la que para muchos es considerada la primera motocicleta la diseñaron en Francia en 1868 los hermanos Michaux, fabricantes de bicicletas, junto con un ingeniero llamado Perreaux. Tenía un motor de un cilindro, tracción trasera mediante correa y ruedas de acero recubiertas de madera y era capaz de alcanzar los 30 km/h. Por otra parte, el ingeniero Nikolaus August Otto inventó en 1876 el motor de combustión interna de cuatro tiempos y con él Gottlieb Daimler, un antiguo empleado, y Wilhelm Maybach crearon en 1885 la motocicleta Reitwagen, que con sus cuatro ruedas de madera y sus 0,5 caballos alcanzaba una velocidad de 18 Km/h. Pese a ser la antecesora más directa de las motos actuales, las ruedas seguían siendo de madera y no contaba con frenos.
Motocicleta Hildebrand – Wolfmüler de 1894
Popularización y diversificación
En 1894, Hildebrand y Wolfmüller presentan en Múnich la primera motocicleta fabricada en serie y con claros fines comerciales, un modelo que se mantuvo en producción hasta 1897, cuando quebraron al no poder hacer frente a los problemas mecánicos que se presentaron y al darse cuenta de que estaban vendiendo el producto por debajo del precio de costo. Cabe destacar también en este recorrido histórico a los hermanos rusos, afincados en París, Eugéne y Michel Werner que, tras varias pruebas, crearon una bicicleta con un pequeño motor montado sobre la rueda delantera que comercializaron con gran éxito como ‘La Motocicleta’.
Fue en 1902 cuando vio la luz la Scooter, de la mano de Georges Gauthier, un vehículo de dos ruedas provisto de un salpicadero de protección. En 1914 empezó a fabricarse y logró una gran popularidad, sobre todo entre los jóvenes, gracias a su comodidad y a la facilidad de manejo. En 1910 apareció el Sidecar, un carro con una rueda lateral que se unía al costado de la motocicleta, que se convertía entonces en un vehículo de tres ruedas con capacidad para transportar a tres pasajeros.
Scooter de 1908. Foto: motorcycle-74.blogspot.com.es/
Así, podemos afirmar que al comienzo de la primera guerra mundial la motocicleta ya había superado su etapa experimental y empezaba a convertirse en un medio de transporte muy popular. Con ella se revolucionó la movilidad y se hacía evidente una de las características que definiría la sociedad contemporánea: la individualidad.