Mañana empiezan las vacaciones, para algunos. Otros, sin embargo, las iniciaran en agosto. Si no quieres que nada te haga tirar las vacaciones por la borda, haz una buena puesta a punto del coche. Además de triángulo de seguridad (suspensión, neumáticos y frenos), comprueba el resto de componentes del vehículo. Una simple revisión de los niveles puede evitarte sorpresas indeseadas. No te olvides tampoco de rellenar los líquidos, comprobar la presión de las ruedas o la posición de las luces. A continuación repasamos algunos de los puntos que debes revisar:
Refrigeración. El nivel del sistema de refrigeración hay que comprobarlo con el motor frío. Debe de estar en el mínimo y el máximo y nunca lo llenes del todo. Si el viaje que tienes planeado este verano es largo, lleva en el maletero una botella con líquido anticongelante por si necesitaras rellenarlo. Si crees que tu sistema de refrigeración puede tener alguna fugar, rellénalo de líquido amarillo fluorescente. Te será más fácil comprobar si cae al suelo.
Limpiaparabrisas. Si conduces un coche, necesitas que el limpiaparabrisas funcione a la perfección. Comprueba que las diferentes velocidades funcionan bien, revista el estado de las escobillas y mira que el depósito del líquido limpiaparabrisas esté bien.
Luces. Es posible que alguna vez te hayan dado largas mientras circulas. Quizá lo hayan hecho porque tus luces estén mal reguladas. Para cerciorarte, lleva el coche al taller para que con ayuda del regloscopio corrijan cualquier defecto en cuestión de minutos. Recuerda tener siempre a mano un juego de repuesto de bombillas para sustituir alguna en caso de mal funcionamiento.
Frenos. Nuestra seguridad al volante reside especialmente en el estado del sistema de frenado de nuestro coche. Comprueba el nivel del líquido de frenos inspeccionando su depósito y certificando que se encuentra entre las marcas de mínimo y máximo. Los especialistas recomiendan cambiar el líquido cada dos años. Si al accionar el pedal notas que reaccionan tarde o que la frenada es irregular, ves a tu taller de confianza para que revisen el estado de las zapatas, discos y pastillas de freno.
Neumáticos. Échales un vistazo: el dibujo de las gomas debe tener una profundidad mínima de 1,6 milímetros, no deben presentar ni cortes, abolladuras o desperfectos, tanto en la goma como en la llanta. Lo normal es un neumático, en condiciones normales de circulación, dure una media de cinco años o 40.000 kilómetros. Otro punto importante es que las cuatro ruedas estén bien equilibradas. Si no lo están notarás que el volante vibra a medida que aumentas la velocidad y que las ruedas hacen ruido. Finalmente, antes de iniciar cualquier viaje comprueba que la presión de los neumáticos es la prescrita por tu fabricante.
Aceite. Si quieres comprobar el nivel de aceite del motor utiliza la varilla indicadora que hay justo al lado de su depósito. Hay dos rallas, máximo y mínimo. Si la mancha de aceite está por debajo del mínimo, rellena con algo de aceite pero sin llegar nunca al máximo y con el motor en frío. No escatimes en aceite, compra siempre lubricantes de calidad.
Batería. Comprueba el estado de la batería. Si pierde líquido, debes cambiarla inmediatamente y hacer que te revisen el alternador. Si los bornes tienen óxido o estás rugosos, cámbiala también. Si a veces el coche tarda en arrancar, puede que el problema no sea de la batería sino del encendido o la inyección.
Suspensión. Los amortiguadores son vitales para que conduzcas con comodidad y estabilidad y para que los frenos realicen su función de forma óptima. ¿Sabes cómo comprobar su estado? Apóyate en el capó y empuja con fuerza hacia abajo. Si sube rápidamente, están bien. Si sube poco y rebota, tienes un problema. Lo normal es que cada 50.000 la suspensión necesite alguna revisión o reajuste.
Correa de distribución. Uno de los elementos claves del motor que, en caso de rotura, comporta daños en otras piezas del motor. La correa no da síntomas hasta que se rompe. Por este motivo, lo mejor es cambiarla de forma preventiva. Según el fabricante, modelo y antigüedad del coche, conviene cambiarla cada 60.000 kilómetros o a los 10 años de edad del vehículo.
Filtros y bujías. Imprescindible revisar el filtro del aire. Si no está en condiciones tu coche consumirá mucho más combustible. Lo normal es cambiarlo cada 5.000 o 10.000 kilómetros, dependiendo si vives en una zona seca y polvorienta o en un ambiente más húmedo. Revista también las bujías. Si están sucias te darán problemas de arranque, además de un aumento del consumo.
Maletero. Antes de salir de viaje comprueba que los objetos auxiliares que guardas en el maletero siguen allí y que están buen estado. Comprueba que la presión y el dibujo de la rueda de repuesto sean los óptimos y que llevas gato, llave, triángulo de emergencia y chaleco reflectante.
Climatización. El calor es uno de los nuestros principales enemigos a la hora de conducir ya que produce somnolencia. Si no has encendido el aire acondicionado durante el invierno, pruébalo. Si no enfría es posible que el líquido del interior del circuito se haya deteriorado o que necesite una nueva carga de gas.
MOVENTO TE RECUERDA…
- Si no quieres que nada te haga tirar las vacaciones por la borda, haz una buena puesta a punto del coche.
- Además de triángulo de seguridad (suspensión, neumáticos y frenos), comprueba el resto de componentes del vehículo
- Una simple revisión de los niveles puede evitarte sorpresas indeseadas. No te olvides tampoco de rellenar los líquidos, comprobar la presión de las ruedas o la posición de las luces
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