Las carreteras y el estado en que se encuentran tienen un papel primordial en nuestra seguridad al volante. En este sentido, en los últimos años se han puesto en marcha diferentes proyectos para diseñar y crear carreteras más modernas, interactivas, seguras y útiles. Las primeras en llegar fueron las carreteras sostenibles, construidas con una mezcla de alquitrán y polvo de caucho procedente de neumáticos reciclados. Ahora llega el turno de las llamadas carreteras inteligentes. ¿Se puede obtener energía de la carretera? ¿Y crear vías más seguras que interactúen con el coche? La respuesta es afirmativa. Vayamos por partes…
La clave de las carreteras del futuro es la transformación de las vías tradicionales en carreteras inteligentes capaces de generar energía y, por lo tanto, de ser más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. En este sentido, el Proyecto REC, desarrollado por el Centro de Tecnología Repsol, propone sembrar las vías de receptores y cargadores de bajo voltaje con el objetivo de generar energía gracias al tránsito de vehículos, una energía que se aprovecharía para alimentar diferentes dispositivos y necesidades, tanto de la propia vía como externos. De momento, esta iniciativa se limita a un circuito de pruebas en la propia compañía, aunque se estima que su colocación en vías de alta densidad de tráfico, como por ejemplo la Ronda de Barcelona, permitiría amortizar su inversión en menos de cinco años.
Un uso similar de esta tecnología en la construcción de carreteras inteligentes ya se está testando en Holanda. El proyecto Smart Highway contempla la construcción de autopistas que puedan interactuar con el conductor y, a la vez, ser sostenibles con el medio ambiente utilizando de manera inteligente las numerosas posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Un tramo experimental ya funciona en la región de Noord-Brabant y utiliza pinturas fotosensibles en las marcas viales que se recargan durante el día e iluminan la carretera durante la noche.
El proyecto también estudia el uso de pinturas dinámicas, capaces de hacerse visibles en determinadas condiciones meteorológicas generando símbolos informativos en el pavimento para que los conductores puedan adecuar su conducción al frío, el viento, la lluvia o la nieve. Otro de las innovaciones que se están testando en esta autopista es la generación de energía, ya sea a través de pequeñas turbinas para generar electricidad con la corriente de aire generada por los vehículos, o mediante la instalación de receptores y captadores de energía bajo el asfalto.
Esta energía generada por las propias autopistas sirve para alimentar y mejorar su iluminación y seguridad, además de como combustible para algunos vehículos. En este sentido, el proyecto Smart Highway contempla el funcionamiento de un carril exclusivo para coches eléctricos que permite la recarga de sus baterías mientras circulan por ese tramo de carretera. De generalizarse en trayectos más largos, estos carriles podrían hacer de las autopistas un elemento viario mucho más sostenible y aumentar la autonomía de este tipo de vehículos, lo que contribuiría notablemente a su generalización.
Otra de las carreteras inteligentes europeas en funcionamiento está en la ciudad alemana de Hamburgo, en el interior de sus instalaciones portuarias. Este tramo de carretera está dotado de una iluminación inteligente que se adapta a las condiciones ambientales y de la calzada, y de numerosos sensores estructurales y ambientales. La información que recojan estos sensores permite ofrecer, tanto a los conductores como a las autoridades de tráfico, toda la información posible para la mejora de la fluidez y de la conducción en dicha carretera.
Un tercer ejemplo de carreteras inteligentes se encuentra en Estados Unidos. Allí, en los alrededores de Los Ángeles, se han empezado a instalar las primeras vías solares. Es decir, en vez de asfalto, el pavimento de estas carreteras está formado por paneles solares de alta resistencia capaces de captar la energía solar y abastecer las casas, las áreas de servicio de su entorno y todos los paneles informativos de la vía. Estos paneles solares se instalan sobre una base de residuos comprimidos convenientemente reciclados y permitirían, no en el caso concreto de Los Ángeles, claro está, derretir la nieve en caso de que su presencia dificulte la circulación.
Hemos visto tres ejemplos de carreteras inteligentes que trabajan en sistemas de mejora, tanto de la seguridad vial como de la eficiencia energética. Tres ejemplos de un futuro que está más cerca de lo que nos pensamos.
MOVENTO TE RECUERDA…
- Las carreteras inteligentes mejorarán la seguridad de los conductores, la gestión del tráfico y la eficiencia energética de nuestro sistema viario.