Una gran pantalla al aire libre, un proyector y una espaciosa área de estacionamiento para vehículos son los tres componentes básicos del autocine, pero por sí mismos no pueden describir la magia que envuelve la experiencia de ver una película des de tu coche. Muchos no han tenido la oportunidad de vivirla directamente, ya que hoy en día existen un número escaso de autocines en nuestro país, pero todos nos hemos acercado a este icono del ‘American way of life’ a través de series, largometrajes y canciones.
El primer autocine fue creado en 1933 en New Jersey. Con el reclamo en letras gigantes “Toda la familia es bienvenida, sin importar lo ruidosos que sean sus niños”, consiguieron 600 espectadores para su estreno. Sin embargo, el gran auge de los autocines no se produjo hasta la década de los 50 y principios de los 60, cuando llegaron a haber hasta 4.000 de ellos en Estados Unidos, sobre todo en zonas rurales. Esta modalidad de consumo de cine se hizo popular entre las familias numerosas, para las que resultaba muy costoso comprar entradas para un cine convencional, pero también entre las parejas jóvenes, que encontraron en la ‘Lover’s Lane’, la última fila, una ansiada intimidad.
La evolución de los autocines vino marcada por la incorporación de innovaciones técnicas que buscaban mejorar el confort y la calidad de la experiencia, aunque algunas quedaron en meros intentos por su escasa utilidad e incluso por su extravagancia. Una de ellas fue la de ofrecer un sistema de calefacción subterráneo para calentar los coches que acabó llenando algunos de ellos de ratones que habitaban en los conductos que llevaban el aire. Respecto a los sistemas de sonido, el progreso fue más exitoso. En las primeras películas el audio provenía de altavoces colocados en las pantallas y más adelante de altavoces individuales colocados en cada coche, pero la calidad no era muy buena. Esto se solventó emitiendo en una frecuencia de radio que era recogida por los aparatos de cada vehículo.
Desde la instalación de pequeños zoos a la celebración de misas los domingos en sus propios recintos, las estrategias de los autocines para captar clientes fueron de lo más variado, pero no pudieron evitar que los avances tecnológicos y los cambios sociales fueran relegándolos durante las décadas de los 70 y los 80 en favor de nuevas formas de ocio y consumo cinematográfico. Sin embargo, lejos de desaparecer, los 90 trajeron consigo la apertura de nuevos autocines, gracias a muchos nostálgicos encantados de vivir una experiencia que conocían por viejas referencias culturales.
¿Quién no recuerda a John Travolta cantando su desconsuelo a Sandy entre coches y con una pantalla a sus espaldas?
https://www.youtube.com/watch?v=SKvZO_HAKJU
¿Y como los Beach Boys nos contaban que los autocines eran su lugar preferido para las citas en Drive-in?
https://www.youtube.com/watch?v=IcV-PbcZP_w
Autocines cercanos
Si quieres saber un poco más sobre los autocines, puedes ver los documentales After Sunset: The Life & Times of the Drive-In Theater, dirigido por John Carpenter, y Shining Stars: Canada’s Drive-In Movie Theatres de Sean C. Karow. Sin embargo, nada mejor que vivir la experiencia en persona y acercarse a un autocine. Desde luego en España éstos nunca han alcanzado el nivel de popularidad de Estados Unidos pero sí que existen algunos que vale la pena visitar. La mayoría se encuentran en la orilla del Mediterráneo – Autocine Star en Valencia, autocine Drivein en Denia y autocine El Sur en Mutxamel – aunque hay otro en Asturias – Autocine Gijón. Para disfrutar del cine bajo las estrellas y desde el sillón de tu coche, seguro que vale la pena recorrer unos quilómetros…