Conducir requiere sentido de la responsabilidad y eso incluye tener un mínimo conocimiento del funcionamiento del coche para poder saber cómo actuar ante determinadas circunstancias que podrían poner en peligro nuestra seguridad o sencillamente hacernos llegar tarde a una cita. Hoy os contamos qué hacer cuando se producen tres fenómenos que prácticamente todos sufrimos en algún momento de nuestra vida como conductores: el coche expulsa humo, el coche hace ruido o el coche no arranca.
Mi coche expulsa humo
Todos los coches, y sobre todo los diesel, echan humo por el tubo de escape. Si el humo es blanco, cesa en cuanto el motor se calienta y se dispersa rápido, no tenemos que preocuparnos. Sin embargo, no todos los humos son iguales y hay que estar alerta porque éstos podrían estar indicándonos que el vehículo padece algún problema mecánico. Así, si el humo es azulado y oloroso la causa probablemente sea que esté entrando aceite en la cámara de combustión. Esto puede deberse al desgaste de las válvulas, los anillos del pistón, el turbocompresor o las juntas de la culata. Debemos comprobar con asiduidad el nivel de aceite y si sospechamos que es éste el problema acudir a nuestro mecánico para que sustituya las piezas dañadas.
En cambio, si el humo es blanco y más denso de lo normal, va acompañado de un olor muy peculiar y de fallos de temperatura, suele ser porque se está quemando líquido refrigerante. Esto se puede producir por una grieta en el bloque motor o por problemas graves en la junta de la culata o en la culata. Es necesario, entonces, que llevemos nuestro coche a reparar y que nos preparemos para un desembolso considerable. Y es aconsejable que lo hagamos cuanto antes mejor, porque el problema irá incrementándose y así mismo el importe de la factura del taller.
Cuando el humo que sale del tubo de escape es negro, señal inequívoca de que se está quemando demasiado carburante. Esto se produce por alguna deficiencia en el filtro de aire del motor, los sensores de la inyección, los inyectores o el regulador de presión de combustible. Este problema es fácil de diagnosticar, pues, y tanto la salud de nuestro coche como nuestro bolsillo agradecerán que lo solucionemos rápido.
Por último, el humo gris es el que presenta un diagnóstico más complicado. Puede ser el resultado de que se esté quemando aceite, de que el turbocompresor esté defectuoso o de que el sistema de ventilación positiva del cárter esté funcionando mal. En cualquier caso, nos tocará pasar por el taller.
Mi coche hace ruido
Lo primero que debemos hacer cuando apreciamos que nuestro vehículo produce algún ruido que no nos parece normal es localizarlo e intentar averiguar así si se trata de una avería grave o si está derivado del propio desgaste. Hay que ser, por lo tanto, un buen observador y seguir unas pautas. Debemos analizar si el ruido se produce con el motor apagado o encendido y, en este segundo caso, si se da al acelerar, al frenar o a marcha constante. También puede ser que se produzcan al accionar una puerta, al sentarse en los asientos, al manipular el maletero o el salpicadero… Por otra parte, debemos comprobar cómo se comporta el coche en diferentes situaciones: a temperaturas altas y bajas, cargado o libre de carga, en subida o en bajada, etc. Ir un paso más allá y localizar el punto exacto de donde procede el ruido – motor, frenos, bajos, chasis, sistema de escape, sistema de dirección, interior del coche o exterior – sin duda ayudará mucho a encontrar la solución adecuada.
Ruidos anómalos en el motor o los bajos pueden alertarnos de una rotura en los soportes de la línea de escape, mientras que los ruidos al cambiar de velocidad pueden ser una señal de problemas en el embrague o en la caja de cambios. Los sonidos procedentes de los bajos también pueden estar relacionados con el mal estado del catalizador, de la goma de sujeción del tubo de escape o de las abrazaderas. Ya en marcha, los ruidos están frecuentemente producidos por el desgaste o mal estado de los frenos, los tapacubos o los neumáticos. Pero tampoco hay que asustarse por cualquier sonido en rodamiento, ya que a menudo éstos están provocados por el mal estado de la vía, la humedad, la lluvia, el calor… Sí que debemos estar especialmente atentos a cualquier ruido anómalo del motor, porque puede ser el síntoma de una avería importante. Y, en este sentido, hay que tener en cuenta que ciertos sonidos de la carrocería pueden tener su origen en la vibración del motor.
Mi coche no arranca
Algo que sucede en algún momento u otro a casi todos los conductores es que a la hora de coger el coche éste no arranque. Antes de llamar a la grúa o a la compañía de seguros, podemos intentar hacer algunas averiguaciones por nuestra cuenta, ya que hay problemas que podemos solucionar nosotros mismos. Lo primero que debemos averiguar es si nuestro coche no se puede mover porque está atrapado contra algún tipo de obstáculo. Si es así, tendremos que girar el volante firmemente hacia la derecha o tratar de salir y mover físicamente el coche un poco. También puede ser que se haya activado un mecanismo antirrobo al apagar el vehículo. En este caso, intentaremos mover un poco el volante y volver a encenderlo y, si no funcionase, girar el volante al máximo e intentar arrancarlo.
Otra opción frecuente es que el coche no se encienda debido al estado de la batería. Si al girar la llave oímos un clic es que se ha agotado, y para poder arrancar el coche necesitaremos un cargador de baterías o unos cables de puente para conectarlo a otro coche. Si no los tenemos, llamaremos a la aseguradora, ya que la mayoría cubren este servicio.
En cambio, si al girar la llave el vehículo hace un ruido de arranque y los dispositivos electrónicos se encienden, el problema no es la batería. Debemos comprobar entonces que el interruptor de encendido no esté roto. Para ello pondremos la llave en posición ON (no en empezar) y miraremos si las luces de advertencia funcionan. Si no lo hacen y las conexiones de la batería están limpias, tenemos un interruptor roto y nos tocará llamar al taller.
Otro motivo posible es que nos hayamos quedado sin gasolina a causa de una fuga. Lo comprobaremos mirando si hay alguna mancha bajo el vehículo. En este caso, deberá ser un mecánico quien repare la avería. También puede ser que, si hemos pasado por un charco profundo, la tapa del distribuidor se haya mojado. En cambio, si al accionar la llave comienza el proceso normal de encendido pero finalmente el motor no llega a arrancar, podemos estar ante un problema con las bujías.
Por último, recordaros que, si bien es difícil evitar al completo que alguna vez nos encontremos en estas situaciones, lo mejor es siempre la prevención. Así que no olvidéis hacer una buena puesta a punto a vuestro automóvil cada 2 años o 40.000 quilómetros.