¡Este coche es una ganga para los quilómetros que tiene!’. ¿Seguro? ‘Mejor comprarme un coche nuevo, que al final acaba saliendo más barato’. ¿De verdad lo has comprobado? El debate sobre si es mejor comprar un vehículo nuevo o uno de segunda mano ha generado largas discusiones y defensores de una opción y otra suelen contar con argumentos sólidos en los que apoyarse. Adentrémonos en algunos para tener elementos con los que valorar lo que más nos conviene antes de hacer una compra tan importante.
La cuestión económica sin duda tiene mucho peso en este debate, puesto que el desembolso que hay que hacer al decantarnos por una opción u otro suele variar bastante. Hay que tener en cuenta que el coche es un tipo de bien que se devalúa muy rápidamente. Así, el precio de un vehículo puede caer entre un 30 y un 40 por ciento a los dos años de haber salido del concesionario. Con estos datos, parece mejor inversión adquirir un coche usado pero que no sea viejo que comprar uno nuevo, puesto que nos evitamos el período en el que el coche se deprecia más. Esto nos permitiría cambiar de vehículo más a menudo según variaran las circunstancias personales (nacimiento de hijos, nuevo lugar de trabajo, etc.) o acceder a modelos que no nos podríamos permitir si estuvieran sin estrenar y que pueden tener ventajas que consideremos importantes.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el precio de un coche de ocasión no responde únicamente a su valor real sino a la oferta y la demanda que se producen en el mercado en ese momento. De manera que si, por ejemplo, estamos en un momento de crisis y hay menos personas que cambian de coche y más que optan por adquirir uno usado el precio obviamente va a subir. O si para un determinado tipo de coches, como los utilitarios pequeños, hay mucha demanda éstos se van encarecer respecto a otros tipos menos demandados.
También en relación con el aspecto económico, nos encontramos con la cuestión de la financiación. Si queremos pedir un crédito para pagarlo a plazos, a priori lo tenemos más fácil con la compra de uno nuevo que con la de uno de segunda mano. Todos los fabricantes ofrecen facilidades para la financiación, pero sólo algunos vendedores de coches de ocasión nos brindan esta posibilidad. Sobra decir que si lo compramos directamente a un particular no queda otra que pagar al contado.
El plus de la tranquilidad
Unos de los argumentos más contundentes que aportan los defensores del vehículo nuevo es el de la fiabilidad mecánica. En principio, con todas las piezas recién estrenadas, deberíamos gastar muy poco en mantenimiento y ahorrarnos visitas al taller. En cambio, con los coches de segunda mano siempre existe el inconveniente de que el comprador no dispone de toda la información sobre su estado más allá de los aspectos visibles y, por lo tanto, no sabemos qué problemas pueden surgir después de comprarlo. En este sentido, vale la pena buscar un establecimiento dedicado a la compraventa que nos ofrezca confianza y que nos asegure que el vehículo ha pasado por una revisión a fondo. Pese a esto, es casi seguro que un coche usado va a requerir más reparaciones que uno nuevo y cabe analizar hasta qué punto el ahorro inicial nos va a compensar a la larga.
Otro motivo de peso esgrimido por las personas favorables a la compra del vehículo nuevo es el de los más que notables logros conseguidos en los últimos años en la reducción de consumos de carburante y de emisiones de CO2 y de los cuales no nos podemos beneficiar si el coche que compramos es viejo. Lo mismo ocurre con la seguridad, aspecto en el que se han producido grandes avances recientemente y en lo que sin duda vale la pena fijarnos. Estas ventajas quedarías muy atenuadas, no obstante, si hablamos de coches de gerencia o con menos de 2 años de vida.
En definitiva, parece claro que tanto la adquisición de un vehículo nuevo como la de uno de ocasión presentan sus ventajas e inconvenientes y que, en gran parte, dependerá de las circunstancias de cada cual y de los aspectos que más valoremos el hecho que nos decantemos por uno u otro. Lo que está claro es que algunos de los riesgos que acompañan a menudo a la compra de un coche usado pueden, en buena medida, evitarse si acudimos a establecimientos especializados y que nos ofrezcan garantías (hoy en día en muchos concesionarios los vehículos cuentan con un año de garantía) . Así nos evitaremos tener que comprobar aquello de que a veces lo barato sale caro.
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