Llega la hora de comprar coche y un mar de dudas asalta nuestra cabeza. Se trata de una inversión de dinero importante y que, en principio, nos va a condicionar durante bastante tiempo, puesto quela mayoría de conductores mantienen su vehículo durante 8 – 13 años. Por lo tanto, vale la pena reflexionar un rato… ¡pero sin agobiarse! Aquí van algunos consejos y aspectos en los que fijarse antes de llevar a cabo la compra.
Lo primero que debemos hacer es marcarnos un presupuesto máximo. Para ello, debemos tener en cuenta nuestro poder adquisitivo, pero también el nivel de endeudamiento al que podríamos llegar y la capacidad que tenemos para hacer frente a la devolución de los créditos. Hay que ser realista y buscar un automóvil que podamos pagar y no dejarnos llevar por el impulso de adquirir lo que más nos llama la atención de buenas a primeras. Al hacer los cálculos, debemos tener presentes asimismo las ayudas existentes, como las del Plan PIVE o las específicas para vehículos eléctricos.
¿Necesidades o caprichos?
A partir de aquí, debemos pensar en cuáles son nuestras necesidades, presentes, pero también futuras. Debemos tener en cuenta qué tipo de desplazamientos y con qué frecuencia los realizamos, cuántas personas va a transportar el vehículo (debemos considerar si vamos a tener hijos o, en caso de tenerlos ya, si éstos nos van a seguir acompañando en los viajes en un futuro próximo, por ejemplo), cuanto equipaje solemos llevar, etc. Es importante también que establezcamos qué es prioritario para nosotros a la hora de valorar un coche: seguridad, confort, equipamientos… No obstante, hay que ser conscientes que cuánto más flexibles seamos, más amplia será la oferta disponible para que podamos elegir.
Según las necesidades detectadas, decidiremos aspectos como la motorización del vehículo. Así, pese a que los coches que utilizan diesel consumen menos que los de gasolina y que el precio del diesel sea más bajo que el de la gasolina, no siempre resultará la opción más económica. Los vehículos diesel tienen un precio más elevado que el de sus equivalentes en gasolina, así que sólo sacaremos ventaja económica si vamos a usarlo bastante. Lo ideal sería, por lo tanto, hacer un cálculo de qué motorización nos resultará más rentable en nuestra caso. Además de la cuestión económica, también debe tenerse en cuenta la fiabilidad del motor – la vida útil de un diesel se sitúa entre los 300.000 y los 400.000 Km y la de uno de gasolina, entre los 250.000 y los 350.000 Km – y nuestras preferencias al volante – los diesel ofrecen una conducción más cómoda en el día a día, mientras que los de gasolina permiten una conducción más deportiva.
Informarse y comparar
Llega la hora de empezar a estudiar los diferentes modelos de coches y sus características. Existen numerosas publicaciones, impresas y online, sobre automoción donde se elaboran reseñas sobre cada modelo que sale al mercado. Hacer una buena búsqueda de información nos permitirá decidir mejor la marca, el modelo y el nivel de equipamiento que queremos. Cuando nos hayamos decidido por unos pocos modelos deberíamos acudir a los concesionarios correspondientes para que un profesional nos asesorase y aclarase dudas y también para probar el coche. La primera impresión cuando nos pongamos al volante será muy significativa. Es importante también que nos fijemos en las garantías que nos ofrezcan en el lugar donde vayamos a adquirir el vehículo y en la atención al cliente, con vendedores preparados y atentos. Con todo esto, y después de consultarlo con la almohada, ya estamos preparados para hacer una buena compra.